PUEDEN LOS EJÉRCITOS "COVID" ACABAR CON EL PLANETA?

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha advertido recientemente a la población mundial, en un tono semi-apocalíptico, de lo siguiente: «La pandemia ha alterado la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Muchos han estado en casa durante meses y es completamente comprensible que las personas quieran seguir con sus vidas, pero no vamos a volver a la vieja normalidad». Casi que suena a amenaza. Dicho… ¿y hecho? Parece evidente que las normas de comportamiento social con la que nos habíamos venido manejando hasta final de 2019 difícilmente van a retornar, por lo que quizás haya que hacerse la pregunta de qué es lo que nos espera a partir de ahora.

Esa es la cuestión a la que trata de dar respuesta el célebre periodista y locutor barcelonés Luis Sarda con la publicación de una estupenda novela de ciencia ficción titulada I’m lost (Estoy perdido), la primera entrega de lo que deberá culminarse como una trilogía y una obra que ha llamado poderosamente la atención del Grupo Planeta, el gigante editorial líder en lengua española. La acción se ubica en un futuro tremendamente inmediato, ya que nos trasladamos a 2025; ahí, a la vuelta de la esquina. El escenario se dibuja catastrófico y se construye con base en la alianza que han consolidado dos potencias, como Rusia y China, para hacer doblar la rodilla a su enemigo común, los Estados Unidos de América, mediante la fabricación de unas sustancias llamadas «inmunizadores». A partir de ahí emergerá una nueva (y temible) raza de seres vivos, hijos de la mayor crisis planetaria jamás vivida: serán conocidos como los «Ejércitos Covid».

En palabras del propio Luis Sarda, una voz largamente conocida por su labor en multitud de emisoras de radio y sus labores humanitarias, la elección del género literario para tratar un tema tan espinoso tiene una explicación: «La ciencia ficción nos transporta a dimensiones desconocidas, no son historias que nos tengan que dejar mensajes subliminales o encriptados. No siempre tienen moraleja. Su misión es la de elevarnos a unos límites en los que nuestra realidad no alcanza a reconocer en su día a día. Ello nos empuja a viajar por submundos que nos generan curiosidad, y quizás soñar o pensar más en todo aquello que se puede calificar como desconocido o paranormal ya sea en contextos futuristas, terroríficos, en seres de otros planetas o con poderes que jamás nuestra especie humana ha alcanzado».